martes, 27 de octubre de 2020

Ángeles de Ñuble


                                                                                                 Viviana Hormazábal González, 

Historiadora del Arte, Universidad de Chile

 

¿Que tienen estas tierras cruzadas por el río Ñuble que de este a oeste y norte a sur en sus distintos rincones se ha mecido la cuna de muchas de las personalidades más destacadas en el ámbito cultural de nuestro país? San Fabián de Alico, San Carlos, Chillán son localidades que resuenan una y otra vez cuando se cita nombres como Nicanor, Violeta y Eduardo Parra, Claudio Arrau, Volodia Teitelboim y Marta Brunet, entre otros, además de aquellos ligados a nuestra historia cívica y militar.  

A fines de los 60, mientras la Nueva Ola entraba en declive, Ñuble también se configuró como uno de los puntos de origen del renacimiento de la música romántica en Chile, con nombres como Los Galos, Capablanca (formado por el primer guitarrista de Los Galos), Los Cristales, Los Cangrejos (Crawfish)[1] y, quienes han sido considerados los mayores influentes y precursores de este movimiento, Los Ángeles Negros.

Rastreando los orígenes de Los Ángeles Negros en su natal San Carlos, encontramos dos líneas germen que llevan al encuentro a cinco jóvenes estudiantes de la Escuela Consolidada. Por un lado, tenemos a Sergio Rojas y Germaín de la Fuente, quienes se criaron en el mismo barrio y se conocían de niños. Siendo adolescentes formaron un dúo y solían presentarse en actos de la Escuela, donde, dependiendo de las efemérides a celebrar, interpretaban canciones españolas, tonadas o cuecas. Más tarde se les unió Carlos Guerra y formaron un trío melódico. Su repertorio lo componían boleros principalmente, interpretados con instrumentos acústicos. Sin embargo, la existencia de este trío fue muy fugaz.

Por otro lado, tenemos a Blue Arrow conformada por Federico Blaser en voz y guitarra, Mario Gutiérrez en guitarra, Christian Blaser en batería y Luis Alarcón en el bajo. El hecho que hizo converger a estos jóvenes músicos fue la salida de Luis Alarcón de la banda y, para reemplazarlo, deciden invitar a Sergio Rojas. Si bien Sergio era guitarrista asumió como bajista en la formación. Pasados unos meses de ensayo y ya habiendo ganado confianza entre sus compañeros y conociendo el estilo que estaban desarrollando, marcado por una música rock de carácter más melódico, Sergio decide proponer a Germaín como vocalista, considerando la versatilidad y capacidades vocales de este último. Luego de varios intentos fallidos, Germaín finalmente concurre a un ensayo del grupo quedando ambas partes conformes, continuando con la base rock e instrumentos eléctricos pero adaptando el cancionero al estilo bolerista de Germaín, quien además toma posición en el teclado. Nace así, a fines de 1967 en San Carlos, la formación original de quienes al poco tiempo comienzan a hacerse llamar Los Ángeles Negros.

En 1968 el pianista chillanejo y director del Sello Indis[2], Raúl Lara, organiza y auspicia, con el patrocinio de Radio La Discusión, un concurso musical en Chillán cuyo premio consistía en grabar un sencillo o single, también conocido como 45 RPM (revoluciones por minuto). La banda decide participar en dicho evento y para ello deben presentarse con un nombre creativo y pegadizo. Es así como cada uno de los integrantes propone un nombre, siendo el de Sergio Rojas el que generó mayor aceptación: Ángeles Negros, en referencia a Los Diablos Azules, conjunto que acompañaba a Pat Henry[3]. Era muy común que, por la influencia del rock and roll y para entrar en el mercado, las bandas utilizaran nombres en inglés o extranjerizaran sus propios nombres (por ejemplo, Pat Henry deriva de Patricio Henríquez). Al autonombrarse en español, Los Ángeles Negros querían marcan una diferencia, lo que venía ligado a su interés de llevar un repertorio exclusivamente en español.

Los Ángeles Negros se presentaron al concurso interpretando el tema “Porque te quiero” compuesto por Orlando Salinas, que había sido grabado en 1966 por José Seves y Los Dack’s. La banda logró el primer lugar y con ello la posibilidad de viajar a Santiago y grabar un disco sencillo con una canción por cara. En la cara A registraron “Porque te quiero” y en la cara B “Días sin sol”, de autoría de Raúl Lara. Al regreso de la banda desde Santiago más de 300 personas los esperaban en la Estación de trenes de San Carlos, este fue el indicio del gran recibimiento que tendría esta producción, cuyo éxito de ventas y radioemisión fue inmediato en la región. El rango etario entre los jóvenes Ángeles Negros fluctuaba entre los 18 y 20 años de edad en el punto de partida de su ascenso a la fama. Al poco tiempo comienzan a aparecer en televisión y realizan una gira por todo Chile.

Es necesario destacar aquí la importancia de Orlando Salinas -fallecido en julio de 2018- en el fenómeno que significó esta banda, pues fue el autor y compositor de más de 30 temas que inmortalizaron en voz y música Los Ángeles Negros. De su autoría son éxitos como “No morirá jamás”, “Como quisiera decirte”, “Mi ventana”, “Amor por ti”, entre otros ahora clásicos de la canción romántica.

Debido a la gran popularidad alcanzada con aquel sencillo, a fines de 1968 el Director artístico del sello ODEÓN Chile, Jorge Oñate, decide contactar a la banda y grabar con ellos un disco de larga duración (Long Play o LP). El álbum se tituló “Porque te quiero”, alrededor de 6 a 8 temas fueron grabados con la siguiente formación: Mario Gutiérrez en primera guitarra, Jorge Villarroel en segunda guitarra, Sergio Rojas en el bajo, René Torres en la batería y Germaín en voz y teclados. Sergio, Jorge y René deciden dejar la banda sin haber completado el LP y, por sugerencia del mismo Jorge Oñate, los reemplazan 3 jóvenes músicos que venían llegando de Canadá: Nano Concha, Jorge González y Luis Ortiz, quienes hacían parte del grupo “Los Topsies”. Estos últimos se integran como músicos de sesión para grabar los temas restantes del disco, pero finalmente deciden incorporarlos a la banda.

El éxito del LP “Porque te quiero” los lleva a realizar su primera gira internacional por Ecuador, Perú, Uruguay, Paraguay y Argentina en 1969. Ya para 1970 lanzan su segundo disco “Y volveré”, que los lleva a girar por Bolivia, Colombia, Venezuela, Brasil, Panamá, Costa Rica, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Guatemala, Estados Unidos, Canadá, Puerto Rico, República Dominicana, Curacao y Aruba, y México. Entre 1970 y 1971 lanzan los discos “Quiero más de ti”, “Esta noche la paso contigo” y “La cita”. En 1972 se publican los discos “El tren hacia el olvido” y “Déjenme si estoy llorando”. Para 1972 abandona la banda Luis Ortiz y lo reemplazan Raúl Montes y finalmente en mayo de 1973, Luis Astudillo. El mismo año lanzan el disco “Quédate en mis sueños”, el último grabado con Germaín de la Fuente, quien sale de la banda en abril de 1974.

En este punto la historia se trifurca y podemos llegar a los fundadores de Los Ángeles Negros siguiendo 3 caminos. Desde la salida de Germaín, más de 10 vocalistas lo han reemplazado a lo largo de los años y la formación de la banda ha cambiado sucesivamente, siendo Mario Gutiérrez el único fundador y sancarlino en Los Ángeles Negros radicados en México desde 1982, quien además es dueño legal del nombre. Germaín, por su parte, inició su proyecto solista llamado Germaín y sus Ángeles Negros, el que no tuvo mayor continuidad. Y posteriormente, Sergio Rojas formó Los Ángeles Negros Históricos, quienes aún se encuentran activos en Ñuble.

El particular estilo musical de Los Ángeles Negros se caracteriza por una base instrumental proveniente del rock, con guitarra y bajo eléctricos, batería y teclados, destacando la voz de Germaín con su estilo influenciado por boleros y baladas con líricas esencialmente románticas, apelando al sentir popular. Sin embargo, buscaban distanciarse de la música de volúmenes marcada por sonidos estridentes, logrando así un sonido limpio, suave y melodioso con la reverberación como efecto principal en las guitarras y un bajo con matices de motown y funk.

Es así como, con Los Ángeles Negros a la cabeza, se continúa y renueva la canción amorosa o romántica en nuestras latitudes, utilizando los recursos que proporcionaron los adelantos tecnológicos y la exploración creativa con instrumentos eléctricos, en sintonía con el curso que estaba tomando la música a nivel internacional. Los Ángeles Negros logran dar respuesta a las distintas inquietudes e inclinaciones de sus integrantes, expresadas en géneros o formas musicales como el bolero, la balada y el rock. Y son capaces de resolver satisfactoriamente esta dualidad conflictiva que representan tradición y modernidad, creando una sonoridad que integra cada una de las aristas presentadas. La combinación magistral que de estos elementos hicieran Los Ángeles Negros generó un producto musical de exportación, superando nuestras fronteras alcanzando fama y renombre internacional e influenciando a muchas de las bandas contemporáneas.

Los Ángeles Negros celebraron en el 2018 sus 50 años de historia en Chile y México, países de vital importancia para su trayectoria. Sergio, Cristian y Germaín se reunieron en Chillán y San Carlos el 10 y 11 de mayo respectivamente. Por su parte, Mario y Germaín compartieron escenario en Ciudad de México el 24 de junio. Reuniones que, aunque independientes la una de la otra, retratan simbólicamente acontecimientos clave para la banda: sus inicios en San Carlos, el premio obtenido en Chillán que les permitió grabar su primer éxito y México, donde desarrollan la mayor parte de su carrera.

Con medio siglo a su haber, la historia de esta banda no ha estado exenta de inflexiones, relevos, desacuerdos y disputas. Parte esencial de este relato son Federico Blaser, quien falleció en 2003; y Christian Blaser, cuyo deceso ocurrió en octubre de 2018 en San Carlos, ambos miembros fundadores de la banda y que tempranamente decidieron dejarla, pero son protagonistas del capítulo inicial de Los Ángeles Negros en Ñuble. La agrupación continuó su rumbo, aquel que los llevaría a sellar tantas canciones en la memoria de nuestros habitantes y en el resto de los países de habla hispana, llegando a constituir un fenómeno a nivel continental.



[1] Según Sergio Araya en su texto “La música romántica”, quien sitúa geográficamente estas bandas en San Carlos y Chillán.

[2] En algunas notas de prensa se refieren a Sello Electra. Esto se debe a que Raúl Lara, su director y creador, cambió el nombre de su sello de Electra a Indis. Este sello no contaba con un espacio físico, salas o estudio de grabación, por esta razón  los discos eran grabados en estudios santiaguinos y caratulados bajo la marca Indis.

[3]  Músicos chilenos radicados en Estados Unidos.


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